El
original, en su inicio, presenta un signo de interrogación, de
lo que se desprende que el texto no había sido aprobado en forma
definitiva.
HACE SESENTA
AÑOS (1)
Largo cuento
de mis años,
historia loca de mis días.
Si no lo digo no lo creen
y contada sabe a mentira.
Ha sesenta
años que en el Valle
-de leche y mieles- se nacía
y una montaña me miraba
y una madre me sonreía.
Ha sesenta
años, Valle mío,
yo era un vagido que tenía
cabellos de aire, mirada de agua,
y ojos que rutas no sabían.
Son sesenta
años huidos
y cuento mío se diría
que me dieron gesto y mirada
y un vagido que ni me oían.
Y me dieron
los elementos
las estaciones y los días.
Hace tanto que... no me acuerdo.
La Madre sí se acordaría.
Hace tanto
que no recuerdo
y tan poco que bien podría...
Pero si ella me lo contase,
¡la creería, la creerñía!
Cuenta tú,
mi contadora
que dices imaginerías,
lo del bulto pequeñito,
de la gaviota, la chinchilla.
Cuéntalo
tú, mujer del Valle
que me besaste el primer día
entregándome al Dios Padre
como a su huerta y a su viña.
Si pudieses
volver, la Madre
o la Marta que bien mecía,
me contases como una fábula
en cada noche y hasta el día.
Pero a los
mares que navego
que son mates de extranjería
y a las tierras que me encamino
con cien nombres de lejanía.
¿Cómo
pueden llegar las dos
madres de nube o de neblina
llamadas con grito vano
y sólo en sueño conocidas?
(1) El original, en su inicio, presenta
un signo de interrogación, de lo que se desprende que el texto
no había sido aprobado en forma definitiva.
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