ESPÍRITU
SANTO (1) |
A
Esther de Cáceres
|
Hornaza de
los astros
que va soltando signos,
vieja Llama primera,
disco encendido;
de Ti fue que rodamos,
de Ti vinimos.
Como troncos
tirados
a noche, polvo y frío,
como los minerales
oscuros y tendidos,
hasta que nos aúpes,
aquí seguimos.
Desde el
hierro, y la brea,
la ceniza y el cisco,
desvariamos, cubiertos
de escarcha y cardenillo.
Dueño
del fuego blanco,
pecho, nidal, arrimo,
rumor de rama leve
paso, siseo, arribo:
llégate y posa,
Reverbero divino.
Como que
estabas
y no hiciste camino,
vela-velando,
presente y cristalino,
más cerca, más, que el hálito,
y que el sentido,
y forrados de noche
no lo supimos,
por mareas y dunas
ensordecidos,
grava y polvo en el flanco
y en el sentido
nieve o pedrisco
y cayendo a la espalda
¡Nada entendimos!
Notas
(1) Gabriela dio su aprobación al texto.
|