EL TIEMPO
(1)
Sólo un flechero hiere a medio pecho,
sólo uno sangra a la grey adamita
y ése me hirió desde el día primero
y a ese flechero lo llaman el Tiempo.
A todos los
que quise él alcanzaba.
Todo lo que me tuve era su reino.
Se abajaba a la fruta y a la bestia,
a la paloma, a la madre, a la hermana.
Me lo contaron
cuando yo era niña
pero yo me lo oí como una fábula,
árbol, madre y hermana eran del Tiempo
como la Patria de la cual yo arribaba.
Golpeó
a mi boca el oficio del canto
solo a la hora del perder con sangre,
del árbol que con sesgo se renuncia
y la derrota de manos vacías.
Miré
al ladrón de la hora y el día
en la espalda vencida de mi madre.
Fue mi enemigo solamente el Tiempo,
solo el Despojador que va sin rostro,
el Arrebatador mudo y nocturno.
¡Ni
hambre, ni sedes, ni el odio me hirieron:
sólo el Despojador con brazo de aire!
No lo quise aprender como una lengua
y una ley y un país, y un Padre oscuro,
y me voy yendo sin decirle "Padre"
porque vine de Patria en que ninguno
perdió el amor, y la dicha ganada.
Nota
(1) Existe otra versión de este
poema, más extensa, con numerosas correcciones; una estrofa eliminada
y con puntos suspensivos que marcan su carácter fragmentario. Pese
a aparecer el signo de aprobación característico de Gabriela,
se ha optado por publicar sólo la segunda versión. El estudio
comparativo de ambas, justifica esta decisión.
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