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EXCUSA
DE UNAS NOTAS
Es justa y útil la novedad. Entre el derecho del crítico capaz -llamémosle Monsieur Sage- y el que usa el eterno Don Palurdo, para tratar de la pieza que cae a mis manos, cabe una lonja de derecho para que el autor diga alguna cosa. En especial el autor que es poeta y no puede dar sus razones entre la materia alucinada que es la poesía. Monsieur Sage dirá que sí a la pretensión; Don Palurdo dirá, naturalmente, que no. Una cauda de notas finales no da énfasis a un escrito, sea verso o prosa. Ayudar al lector no es protegerlo; sería cuanto más saltarle al paso, como el duende, y acompañarle unos trechos de camino, desapareciendo en seguida... Lleva este libro algún pequeño rezago de Desolación. Y el libro que le siga -si alguno sigue- llevará también un rezago de Tala...
Así ocurre en mi valle de Elqui con la exprimidura de los racimos.
Pulpas y pulpas quedan en las hendijas de los cestos. Las encuentran después
los peones de la vendimia. Ya el vino se hizo y aquello se deja para el
turno siguiente de los canastos... |