"MUERTE
DE MI MADRE"
Ella
se me volvió una larga y sombría posada; se me hizo un país
en que viví cinco o siete años, país amado a causa
de la muerta, odioso a causa de la volteadura de mi alma en una larga
crisis religiosa. No son ni buenos ni bellos los llamados "frutos
del dolor" y a nadie se los deseo. De regreso de esta vida en la
más prieta tiniebla, vuelvo a decir, como al final de Desolación,
la alabanza de la alegría. El tremendo viaje acaba en la esperanza
de las Locas Letanías y cuenta su remate a quienes se cuidan de
mi alma y poco saben de mí desde que vivo errante.
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