ORACION A JESUCRITO POR YIN

Cristo, Redentor Nuestro, recibe a tu hijo, Juan Miguel. Que {el no se pierda, que {el no haya vivido en vano.

Por acto sobrenatural de misericordia, por ímpetu de pura compasión no lo dejes en pena larga y llámalo a tu reino.

Hoy, Señor, hoy Juan Miguel esté contigo en Tu gloria.

Quebrando la vieja ley, usando solamente tu Gracia, viendo sobre él todavía la cera tierna de la infancia, llámalo, Cristo, a reconciliación y a bienaventuranza; a descanso y a gloria llámalo.

Que Juan Miguel, esté hoy contigo en el Paraíso.

Nunca renegó de ti, no buscó otros dioses, no tuvo oración sino para Ti, y a la hora de su muerte, a Ti se abajó con una maravillosa fidelidad.

Válgale como a tus demás hijos, su recto y hermoso amor.

Hoy esté Juan Miguel, hoy esté por gracia tuya en el Paraíso.

Vuelve hacia él tu rostro que rasga y abre la peor noche. Acuérdate de su cuerpo enfermo y de su alma, mal servida por ese cuerpo.

Míralo y con verlo y saberlo tuyo, le has de decir:

Hoy estarás conmigo en el Paraíso.

Vamos viviendo a causa de nuestra esperanza en Ti, alentamos y hacemos tu oración cotidiana, aferradas a la confianza tuya como raíces vivas; podemos trabajar, dormir y sobrellevar nuestra prueba, solamente por la esperanza y el amor vivo en Ti.

Ten piedad de él y de nosotras; respóndenos, dentro de nuestro corazón, que hoy Juan miguel alcanzará el rumbo del Paraíso.

Nada más pedimos nosotras; nada fuera de esto andamos buscando; por ninguna otra gracia urgimos vuestro corazón divino.

Jesucristo, Nuestro Señor, en vigilia, en sueños, contéstanos como a Dimas, el bienaventurado:

Hoy Juan Miguel, estará conmigo en el Paraíso.

(Colección privada)



En: Luis Vargas Saavedra Prosa religiosa de Gabriela Mistral. Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello; 1978.