ORACION
A JESUCRITO POR YIN
Cristo, Redentor Nuestro, recibe a tu hijo, Juan Miguel. Que {el no se pierda, que {el no haya vivido en vano. Por acto sobrenatural de misericordia, por ímpetu de pura compasión no lo dejes en pena larga y llámalo a tu reino. Hoy, Señor, hoy Juan Miguel esté contigo en Tu gloria. Quebrando la vieja ley, usando solamente tu Gracia, viendo sobre él todavía la cera tierna de la infancia, llámalo, Cristo, a reconciliación y a bienaventuranza; a descanso y a gloria llámalo. Que Juan Miguel, esté hoy contigo en el Paraíso. Nunca renegó de ti, no buscó otros dioses, no tuvo oración sino para Ti, y a la hora de su muerte, a Ti se abajó con una maravillosa fidelidad. Válgale como a tus demás hijos, su recto y hermoso amor. Hoy esté Juan Miguel, hoy esté por gracia tuya en el Paraíso. Vuelve hacia él tu rostro que rasga y abre la peor noche. Acuérdate de su cuerpo enfermo y de su alma, mal servida por ese cuerpo. Míralo y con verlo y saberlo tuyo, le has de decir: Hoy estarás conmigo en el Paraíso. Vamos viviendo a causa de nuestra esperanza en Ti, alentamos y hacemos tu oración cotidiana, aferradas a la confianza tuya como raíces vivas; podemos trabajar, dormir y sobrellevar nuestra prueba, solamente por la esperanza y el amor vivo en Ti. Ten piedad de él y de nosotras; respóndenos, dentro de nuestro corazón, que hoy Juan miguel alcanzará el rumbo del Paraíso. Nada más pedimos nosotras; nada fuera de esto andamos buscando; por ninguna otra gracia urgimos vuestro corazón divino. Jesucristo, Nuestro Señor, en vigilia, en sueños, contéstanos como a Dimas, el bienaventurado: Hoy Juan Miguel, estará conmigo en el Paraíso.
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