La prosa de Gabriela Mistral

Paula Miranda
Universidad de Chile


Gabriela Mistral tuvo la costumbre de contar las cosas, de estampar momentos históricos o cotidianos en un lenguaje que mezcló prosa y poesía, indistintamente. Practicó un adentrarse en las cosas y en las personas, un penetrar las materias y contarlas para otros, descubrirlas, revelarlas, genealogizarlas; y lo hizo como quien relata una anécdota a un niño, haciendo que todas las palabras que él recibe se transformen en imagen viva en su realidad mental.

Pero la prosa de Mistral no es homogénea en ningún sentido. Esto, porque la escribió para diversos fines, en distintas circunstancias y en muy variados géneros: discursos públicos, oraciones, reflexiones, ensayos, recados, artículos, semblanzas, homenajes, recomendaciones, declaración de principios, etc.

Su necesario pudor no le permitió nunca publicar sus "prosas" en formato de libro. Durante más de treinta y cinco años fue entregando por todo el continente sus escritos, los que aparecieron en periódicos y revistas; de ahí la marca coyuntural en muchos de ellos, y la variación tonal, que va desde un temple tremendamente intimista hasta el tono de la maestra que viene a ejercer en la tierra su labor doctrinaria. En cada caso la forma se adecuaba al contenido, evitando siempre lo excesivo.

Ya en 1919 en la Revista Mireya, fundada por ella misma en Magallanes, escribía a favor de causas sociales, pero no a la manera grandilocuente o ideológica del nacionalismo en boga, sino muy política y concretamente. Preocupada por las condiciones miserables en que estudiaban los niños australes de Magallanes, en el número 6 de la revista, en noviembre de 1919, aboga por sus vacaciones de invierno: "Para que no sufran los niños en salas húmedas y frías".

Gabriela difundió su obra en prosa en periódicos, pasquines, revistas nacionales y extranjeras. De todos estos medios los más permanentes fueron dos: El Mercurio (diario chileno) desde 1922 en forma intermitente, y Repertorio Americano (publicación costarricense) entre 1919 y 1951. Gabriela dedicaba gran parte de su tiempo a escribir artículos o discursos que luego leería en algún evento o que publicaría. Fue sólo en forma póstuma que su prosa se editó en formato de libros antológicos; excepción hecha de la prosa contenida en Desolación (1922), Tala (1938) y la prosa que incluyó en Lecturas para mujeres (1924). Texto, este último, elaborado y diseñado por la propia Mistral, donde seleccionó una amplia antología de textos - incluidos los suyos- para ser leídos por las alumnas de la Escuela Industrial de Mujeres "Gabriela Mistral", en México.

Mistral, con treinta y tres años - "edad peligrosa para una cristiana sin iglesia" (Teitelboim, 1996)- había arribado a México invitada por José Vasconcelos, entonces Ministro de Educación. No la invitaban sólo por sus rondas infantiles ni por sus sonetos de la muerte premiados en los Juegos Florales de 1914: durante 18 años había ejercido su labor de maestra en Chile, desempeñándose como directora en algunos liceos y su labor literaria era, para entonces, pequeña, "pero efectiva". Muy conocidas eran sus colecciones de poesía para textos escolares y su nombre recorría el continente con el Repertorio Americano. Todo esto ocurría sin que ella hubiese publicado su primer libro "Desolación", lo que haría ese mismo 1922, gracias a la iniciativa de un grupo de profesores en la Universidad de Columbia.

Esta sostenida escritura en prosa cumple básicamente tres funciones: primero, poder articular en un lenguaje menos simbólico y sintético, en un lenguaje que pudiera vencer las limitaciones que impone la imagen poética a la elucidación lectora, una abundante reflexión crítica e intelectual referida a la contingencia mundial, continental y nacional, aportando a la configuración de la historia de las ideas desde Latinoamérica. (El mismo Premio Nobel de Literatura fue otorgado no sólo por la "belleza estilística de sus versos", sino por la armonía que había entre su praxis y su pensamiento.)

En segundo lugar, la escritura de estos textos en prosa significaba para ella su sustento económico fundamental, sobre todo si pensamos que durante muchos años ejerció consulados en diversos lugares sin percibir por ello remuneración alguna, y que durante seis años el presidente chileno Carlos Ibáñez del Campo le suspendió su pensión de maestra. Decía ella: "estoy obligada a escribir una barbaridad de artículos gacetilla para poder mantenerme".

Una tercera función es la vinculada con su afán de escritura irrefrenable, "porque es anotadora, escritora incurable, además de enferma imaginaria y real", dice Laura Rodig, su primera secretaria.

Estas tres funciones aparecen en ella bajo la forma de discursos públicos ante asambleas e instituciones, "artículos gacetilla", recados, notas periodísticas, comentarios, recomendaciones, cartas públicas, etc. Prosa que, siguiendo la línea trazada por José Martí, cubrirá una amplia gama de temas: semblanzas de personajes; descripción emotiva de lugares, objetos, países, quehaceres humanos, fenómenos sociales o naturales; filiaciones religiosas (especialmente su cristianismo con "sentido social), recado-ensayos sobre problemas y temas contingentes o permanentes e incluso "oraciones" escritas y rezadas por ella. Un caso muy particular son las oraciones dedicadas a su hijo Yin-Yin, para mitigar el dolor causado por su suicidio.

Esta prosa, a la que se suma una importante producción epistolar, le permitirá a Gabriela armonizar, aunque sea puntualmente, las muchas vidas que tenía que vivir y superar los diversos lugares públicos en los que sucesivamente fue puesta, ya sea en la imagen de la maestra, de la amante dolorosa o de la mujer intelectual. En carta a Manuel Magallanes Moure dice: "Mi herencia es cosa fatal; la cultura nada ha hecho en mí o porque estudié tarde o porque los temperamentos primitivos repelen la educación...(...). ¡Ah, Manuel! Por qué me he puesto yo por unos cuantos gramos de intelectualismo, lejos del hombre del pueblo, que debió ser mi compañero, si estoy tan infinitamente lejos del hombre civilizado, en el alto sentido de la palabra... no me siento dentro de casi ninguna acción civilizada. Sin embargo, no se dice de mí - por la mayoría- que sea una salvaje. Es que vivo dos vidas: la que me hace vivir el mundo y la otra".

Al realizar la semblanza de una amplia gama de personajes históricos, la poeta diseña la fisonomía fundamental de cada uno de ellos, para luego indicar su aporte en el acontecer del contexto sociohistórico que le correspondió habitar.

Reviven en esos escritos seres de todo tiempo y lugar, hermanados por el ojo humanista y social de Mistral. Por ahí desfilan Sor Juana Inés de la Cruz, Pablo Neruda, Romain Rolland, Rainer María Rilke, San Vicente de Paul, San Francisco de Asís, Santa Catalina de Siena, Isadora Duncan, Augusto César Sandino, Alfonso Reyes, Fray Bartolomé de las Casas, Pierre y Madame Curie, Alfonsina Storni, Selma Langerlöf, Rubén Darío, etc. Diversos quehaceres, diversas épocas. Frente a esos retratos, Gabriela jamás toma la distancia épica del retratista, muy por el contrario, en esas semblanzas humanas Gabriela parece describirse a sí misma, sobre todo en sus deseos y temores. Hablando de la última hora de Sor Juana Inés de la Cruz, musita: "Tiene entonces, como San Francisco, un deseo febril de humillaciones, y quiere hacer las labores humildes del convento….Esta es para mí la hora más hermosa de su vida; sin ella yo no la amaría". Hablar de los otros le permite autoconfigurar su propia imagen, tan fragmentada y violentada en la vida real. Le permite también recomponer parte de lo que reconoce como su raza: "Una vez más yo encarno aquí, a sabiendas, con las tareas del mestizaje verbal… Pertenezco al grupo de los malaventurados que nacieron sin edad patriarcal y sin Edad Media; soy de los que llevan entrañas, rostro y expresión conturbados e irregulares a causa del injerto; me cuento entre los hijos de esa cosa torcida que se llama una experiencia racial, mejor dicho, una violencia racial".

Cuando se trata de pensar los lugares, Mistral no sólo constata su "destierro" permanente, sino también su calidad cosmopolita; aquella imagen de ciudadana del mundo que no por pertenecer a la extirpe universal ha abandonado su tierra nativa: el valle de Elqui. Las fuentes para escribir sobre diversos lugares del mundo son los libros y las vivencias. Junto a una muy enorme prosa dedicada a Chile, a sus paisajes, personajes, lugares, olores y músicas, están las otras patrias: Argentina, Italia, Bélgica, México, España, Puerto Rico, Francia, etc. Lugares en los que ella trabajó y vivió; y que recorrió, rescatando sobre todo su "geografía humana". De ellos escribirá sobre sus mitos, personajes, rincones, artesanías, reformas sociales, paisajes. De hecho, póstumamente se reúne toda la prosa referida a México en Croquis Mexicanos y a Italia, en Italia caminada (Gabriela Mistral). Su experiencia a veces dramática en algunos países, quedó más bien estampada en sus cartas que en su prosa. Un libro reciente rescata su compleja experiencia en España (Castilla, tajeada de sed como mi lengua. Estudio y recopilación epistolar, realizada por Luis Vargas Saavedra).

A ratos su prosa le parecía siútica, y quiso preservar por sobre cualquier tipo de forma pulcra un pensamiento consistente. La intención es casi siempre elogiosa, pero en algunos casos levanta su voz para discrepar. Los tonos varían dependiendo del tema o de la circunstancia que rodea al discurso. El justo equilibrio entre coloquialidad y sofisticación le permite evitar cualquier tipo de banalidad o de hermetismo. Junto a sutiles y complejos devaneos espirituales, están las "estampas" de la realidad. En esta línea el tono a veces es crítico, las más de las veces es reflexivo, analítico, plástico, intimista…todo atemperado por su mirada poética: "Cuando yo veo a Selma en estampa-que es como yo ando viendo a las gentes-se me hace un hermoso bulto sentado, parecido al de un invocador de serpientes". Cuando Gabriela describe la índole de los textos que seleccionó en Lecturas para mujeres, parece resumir su propio quehacer: "he buscado…primero, intención moral y a veces social; segundo, belleza; tercero, amenidad".

Las diversas antologías que recogen gran parte de su escritura en prosa fueron elaboradas en forma póstuma, y la mayoría de las veces se compilaron de una manera más bien temática, que temporal o genérica. Si bien esto ordena la producción mistraliana en prosa, sucede a veces que los propios textos trascienden la clasificación temática a la que han sido adscritos o bien pierden mucho de las situaciones enunciativas o contextos en los que fueron producidos. Esta labor de publicación es, pese a algunos problemas metodológicos, inestimable. Fue el padre Alfonso Escudero, con los Recados contando Chile, quien inauguró esta labor en 1957; a él le siguieron inmediatamente Sergio Fernández Larraín, Roque Esteban Scarpa, Luis Vargas Saavedra, Alfonso Calderón, Jaime Quezada y muchos otros.

La siguiente selección de prosa es sólo una invitación para una lectura más profunda y amplia de sus escritos, los que gracias a este grupo de estudiosos se encuentran hoy, más que nunca, al alcance de nuestras manos. Quisimos conservar en cada "sección" el nombre de las antologías de las cuales proviene el texto seleccionado, como una manera de orientar a aquellos lectores que quisiesen consultar las antologías en bibliotecas y librerías chilenas.

Agradecemos a todos los investigadores que han publicado la prosa mistraliana el habernos cedido gentilmente sus derechos.

Los libros con prosa de Gabriela Mistral, exceptuando la vasta edición de sus escritos epistolares, son, en orden cronológico de publicación, los siguientes:

Revista Repertorio Americano. Costa Rica (Joaquín García Monge, dir). Mario Céspedes en Recados para América registra, en un exhaustivo listado final, 152 artículos, que abarcan temporalmente desde el Sábado 20 de Septiembre de 1919 ( Nº 3, Tomo I) hasta el 15 de Enero de 1951 ( Nº 2, Tomo XLVII).

Lecturas para mujeres. Gabriela Mistral ( 1922-1924). México: Secretaría de Educación de México, Departamento Editorial, 1923. (1º edición). Prólogo de Palma Guillén de Nicolau. (7º edición, México: Editorial Porrúa, 1988).

Palabras para la Universidad de Puerto Rico. Puerto Rico: Universidad de Puerto Rico, 1948.

Recados contando a Chile. Alfonso Escudero, comp. Santiago de Chile: Editorial Pacífico, 1957.

Motivos de San Francisco. César Díaz-Muñoz, sel. y prólogo. Santiago de Chile: Editorial del Pacífico, 1965.

Antología poética de Gabriela Mistral. Alfonso Calderón, sel. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1990. (1º ed. De 1974).

Recados para América. Textos de Gabriela Mistral. Mario Céspedes, comp. Santiago de Chile: Revista Pluma y Pincel/Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz., 1978.

Prosa Religiosa de Gabriela Mistral. Luis Vargas Saavedra, comp. Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello, 1978.

Gabriela anda por el mundo. Roque Esteban Scarpa, comp. Santiago: Editorial Andrés bello, 1978.

Materias. Prosa inédita. Alfonso Calderón, sel. y prólogo. Chile: Editorial Universitaria, 1978.

Grandeza de los oficios. Gabriela Mistral. Roque Esteban Scarpa, comp. Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello, 1979.

Magisterio y niño. Roque Esteban Scarpa, comp. Santiago de Chile: Editorial Andrés bello, 1979.

Elogio de las cosas de la tierra. Roque Esteban Scarpa, comp. Santiago de Cgile: Editorial Andrés Bello, 1979.

Croquis Mexicanos. Alfonso Calderón, comp. Santiago de Chile: Editorial Nascimento, 1979.

El otro suicida de Gabriela Mistral. Luis Vargas Saavedra, comp. Santiago: Editorial Universidad Católica, 1985. (Contiene un extenso, documentado y profundo estudio de Vargas Saavedra sobre el tema)

Prosa de Gabriela Mistral. Alfonso Calderón, comp. Santiago: Editorial Universitaria, 1989.

Italia caminada (Gabriela Mistral). Miguel Arteche, sel. y prólogo. Santiago: Instituto Italiano di cultura in Chile, Gutemberg, 1989.

Invitación a Gabriela Mistral ( 1889-1989). Gladys Rodríguez Valdés, comp. México: FCE (Colección Tierra Firme), 1990.

Antología Mayor de Gabriela Mistral. Santiago: Editorial Lord Cochrane, 1992.

Cuenta-mundo. Jaime Quezada, sel. y prólogo. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, F1993.

Antología de poesía y prosa de Gabriela Mistral. Jaime Quezada, sel. y prólogo. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica, 1997.